
Muchas familias se preguntan: “¿Pero realmente está aprendiendo inglés si no lo habla todavía?” La respuesta es: sí, y te mostraremos cómo saberlo.
En la etapa infantil, la adquisición de una lengua no se hace como un proceso consciente o académico, sino como una inmersión natural. La capacidad de comprender llega mucho antes que la de expresarse. Esta etapa de silencio activo es clave. El cerebro está absorbiendo, relacionando, reconociendo patrones, pero todavía no está preparado para verbalizarlo.
Síntomas claros que indican integración lingüística
- Reacciona a órdenes sencillas en inglés. Cuando dices “Sit down” o “Come here”, y el niño lo hace sin necesidad de traducción, es que el significado se ha integrado.
- Muestra entusiasmo cuando escucha canciones conocidas. La música activa conexiones emocionales y lingüísticas. Si canta, mueve el cuerpo o anticipa palabras, es una buena señal.
- Reproduce gestos o sonidos de historias escuchadas. Los cuentos Kids&Us están pensados para dejar huella emocional. Cuando un niño reproduce los gestos de un personaje, está procesando mucho más que el lenguaje.
- Usa palabras sueltas dentro del juego simbólico. Decir “Hello!” a una muñeca o hacer ver que prepara “apple juice” en una cocinita muestra transferencia activa de lo que ha aprendido.
- Se emociona con los personajes y su lenguaje. El vínculo con las historias es fundamental. Cuando un niño habla de un personaje en inglés con ilusión, el aprendizaje es profundo.
Otros indicadores sutiles
- Hace correcciones espontáneas de otras palabras.
- Reconoce palabras en inglés en contextos externos (una canción, un letrero, una película).
- Utiliza la melodía y entonación inglesa cuando juega.
- Muestra interés por leer o escuchar historias en inglés aunque no entienda todo.
¿Cómo reforzar este proceso desde casa?
- Validar y celebrar cualquier intento, por pequeño que sea.
- No forzar a hablar. Escuchar también es aprender.
- Dar espacios de juego libre con materiales en inglés.
- Implicarse emocionalmente: mirar cuentos juntos, bailar canciones, hablar de los personajes…
La expresión verbal llega después. Es como sembrar: primero hay que regar, cuidar y confiar. Después, casi sin darnos cuenta, las palabras brotan. Y entonces vemos que todo aquel silencio era lleno de aprendizaje.
